“¿Está bloqueado? ¿Estoy lleno de contracturas, verdad?”.
Como terapeuta manual ves la portería y el público está gritando “¡Dispara, dispara!”. La ciencia moderna en cambio está gritando “¡Espera, no tan rápido!” ¿Cuál sería tu respuesta? Muchos pacientes están esperando que descubramos que algo está mal en ellos. Ideología vs Economía – Empuñando una espada de doble filo Desde hace un año he optado por desdramatizar. “No, no se nota tan mal” o “Tu cuello se mueve perfectamente”. ¿La razón? De acuerdo a la ciencia “No puedes sentir ni detectar disfunciones articulares o puntos gatillos”, asumiendo que esas cosas existan. Lo he hecho para fortalecer la propia imagen que el paciente tiene de sí mismo y acabar con algunos mitos sobre los problemas biomecánicos. Para ser un terapeuta en el frente de línea de la ciencia. Para dormir bien por las noches. El problema es que últimamente no he dormido tan bien. Mi horario que solía estar relativamente lleno, ahora mismo luce como un queso suizo, lleno de agujeros. Me encuentro comúnmente en situaciones en las que tengo que “convencer” a mis pacientes de que vuelvan la próxima semana. Me encuentro a la defensiva. Es una situación bastante nueva para mí. Era todo mucho más fácil antes; “Esto llevará de 3 a 5 sesiones. Tienes una zona bloqueada en el tórax que necesita ser soltada, y esas tensiones y puntos gatillo normalmente se resuelven en unas pocas semanas, con el tratamiento adecuado”. ¿En qué basaba estas asunciones? Bien, el modelo de explicación viene por mi educación y la experiencia de pronóstico. Era más fácil vender la idea; el paciente tiene disfunciones, mi trabajo es corregirlas. Igual que un mecánico del cuerpo. Los pacientes quieren realidad. Quieren saber qué está mal en su cuerpo, y cuánto tardarán en ponerse buenos. Ponerle mucho pintalabios al cerdo (es decir, en el problema del paciente) puede llevar al paciente a pensar; “Si no tengo articulaciones bloqueadas, o los puntos gatillo no son reales ¿Por qué demonios estoy aquí con este “crujidor de articulaciones presiona puntos gatillo”? Perderse mucho en la ideología, basar mi modelo de tratamiento en muchas incertidumbres, dificulta el presentar un pronóstico creíble o un tratamiento para el paciente, y el paciente puede sentir esta duda desde millas de distancia. El paciente nómada El dolor funciona como un sistema de alarma, y no siempre indica que existe daño. Eso es una pieza sólida de información, pero ¿cuándo es necesaria para el paciente? ¿Se beneficiará todo el mundo de este conocimiento, en todas las situaciones? ¿Existen ocasiones en las que “estar de acuerdo” con el paciente respecto a su comprensión de la biomecánica es útil, y el mejor curso de acción sea “rehabilitar sus conceptos erróneos” en un momento futuro? Si el paciente se siente juzgado o siente que no le creemos ¿No existe la posibilidad de que se vaya a otra clínica en busca de otro terapeuta que le acribille con manipulaciones? ¿Puedo esperar que mis pacientes comprendan todos estos nuevos conceptos y cambien sus creencias en un tiempo razonable, antes de que me vaya a la bancarrota y mis competidores tengan una jubilación anticipada? El paciente realmente perdido es aquel que no sabe realmente que está perdido. Este es el paciente nómada, en búsqueda constante de un nuevo arreglo. Si mi rol como “mago” desaparece, las probabilidades de que muchos pacientes se marchen en busca de otro “mago” aumentan. La discrepancia entre la ciencia moderna y las creencias del paciente Puede resultar complicado cambiar las creencias de la gente y mantener un buen negocio al mismo tiempo. Hace un año que empecé a implementar el modelo psicosocial. Ha sido un camino lleno de baches a través de aguas desconocidas, sin una educación formal por parte de la escuela, sólo varias fuentes de información dispersa en internet. Horas de “ensayo y error” en la clínica, ambas frustrantes e inmensamente divertidas. Varios pacientes “compraron” el concepto y encontraron “el verdadero sentido de la vida”, varios fueron silenciosos y no se interesaron, varios cancelaron su próxima cita porque “No logré entender que sólo querían que les crujiera el cuello” o que “Sugerí que el problema estaba sólo en su cabeza”. Existen obviamente discrepancias entre lo que algunos pacientes creen y quieren que les haga, y mi deseo de fortalecer su locus interno o de actuar “de acuerdo a la ciencia”. Analizando los números Comienza a ser visible una tendencia cuando nos fijamos en mis estadísticas de los últimos seis meses; la cantidad de pacientes que me ven sólo una o dos veces ha aumentado, junto con la cantidad de pacientes que me ven 5-6 veces o más. Los que me veían de 2 a 5 veces han disminuido. Mi experiencia me dice que el tratamiento de “pequeños problemas” (¿dolor de corta duración?) se ha reducido y mucha más gente abandona prematuramente. Puede ser causa de elaborar explicaciones que no concuerdan con las necesidades o expectaciones del paciente, o que el rol de las articulaciones bloqueadas o las contracturas musculares se ha vuelto tan trivial que mi rol como terapeuta ha sufrido el mismo destino. Podría ser una teoría cogida por los pelos, pero es posible que muchos pacientes hayan “comprado” la historia y se hayan dado cuenta de que pueden arreglárselas por su cuenta. Por otro lado, creo que he mejorado mucho en el tratamiento de gente con dolor crónico, y de ahí el incremento de los pacientes de larga duración. Esta gente normalmente ve lógico el hecho de “ir paso a paso” y el modelo biopsicosocial ha hecho posible alcanzar y motivar a la gente a participar en un tratamiento activo, en vez de perderlos porque todo lo que puedes ofrecer es el mismo paquete de masaje y crujidos que todos los demás. Eligiendo el momento e individualizando la información En el medio del ajuste del paradigma en lo que a la terapia manual respecta, parece ser que nosotros los terapeutas debemos centrarnos en encontrar el equilibrio con las expectaciones del paciente. Creo que necesitamos ser como el buen y viejo psicólogo diciendo “Bueno, tienes razón pero…” en vez de “Te equivocas”. El paciente necesita sentir que le hemos tomado en serio. Sus creencias sobre lo que es erróneo, o creencias sobre otros terapeutas, no pueden ser barridas del mapa como si fueran tonterías sin importancia. ¿Cómo podemos esperar que nuestros pacientes “compren” esta nueva información de última hora, cuando la mayor parte de nuestra profesión sigue anclada en viejas ideas? Para mí, el abordaje ideológico estricto no es la “mejor práctica” con cualquier paciente, en cualquier ocasión. Al final se trata de “dar y recibir”. Si la visión del mundo del terapeuta/paciente están muy separadas, y no hay forma de que esas visiones se unan, existe el riesgo de una disonancia cognitiva masiva e incluso una galvanización de las creencias poco precisas del paciente. Por otro lado, explicarle gradualmente al paciente cómo ciertas cosas son bien imposibles o más o menos probables mediante metáforas y ejemplos, puede ser la mejor forma de avanzar. Los cambios en el comportamiento y creencias deben emanar del propio individuo que tratamos de ayudar, y pueden llevar más o menos tiempo. Este tipo de información debe ser administrada en pequeñas y digeribles dosis, sacrificando parte de la ideología por eficiencia. Algún día, cuando una mayor parte de nuestra profesión opte por librarse de las ideas anticuadas, quizás podamos servir de golpe la tarta entera. Traducido de: http://www.paincloud.com/2015/10/01/bridging-the-gap-between-modern-science-and-patient-expectations-in-manual-therapy/
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AutorGurdiel F. Archivos
Diciembre 2017
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