Contexto El músculo psoas-iliaco, mundialmente famoso por ser acusado de provocar dolores lumbares, acortarse y generar falsas piernas cortas, producir amnesia glútea e incluso de provocar dolores anteriores de cadera. Ese músculo que muchos tenemos atravesado por ser tan cantamañanas y sobrecargarse cada 2 por 3, obligándonos a clavar los dedos con saña para conseguir liberarlo de su propia terquedad… Nadie se pregunta por qué se le tiene tanta tirria al pobre músculo psoas o por qué se cree que genera esa sintomatología. Simplemente nos dedicamos a “descargarlo” y prescribir estiramiento para que no se acorte. ¿Qué dice la evidencia? Casualmente, si echamos un vistazo a la literatura científica (no a los libros de texto, ya que la mayoría se dedica a repetir lo que dijo otro antes), nos daremos cuenta de un par de datos interesantes:
Los detractores del psoas estarán ya con el crucifijo en la mano, tratando de localizarme y clavármelo directo en el vientre muscular; pero les pido que me dejen exponer mis argumentos. Psoas y dolor lumbar Barker y cols (1), analizaron mediante resonancia magnética (RMN) el área transversal (CSA) de los músculos multífidos lumbares y psoas, en 50 pacientes con dolor lumbar unilateral de más de 3 meses de duración. Se encontró que el CSA de ambos músculos estaba disminuido (es decir, presentaban una atrofia o falta de tono) y que existía correlación con la existencia de compresión radicular y la duración de los síntomas. Dangaria y Naesh (2), analizaron mediante RMN el CSA del psoas mayor en 15 pacientes sanos y 25 pacientes con ciática unilateral producida por una hernia discal. Se observó que en la mayoría de pacientes se apreciaba una reducción del CSA del psoas mayor del lado afecto, y en especial, en el nivel de la hernia discal. Además se apreció una correlación entre la pérdida de CSA del psoas mayor y la duración de los síntomas. Danneels y cols (3), analizaron mediante tomografía computarizada el CSA del psoas, los paravertebrales y los multífidos en 23 sujetos sanos y 32 pacientes con dolor lumbar crónico. Solamente encontró diferencias significativas en el CSA de la musculatura multífida lumbar. Hides y cols (4), analizaron mediante RMN el CSA de la musculatura multífida lumbar, paravertebrales lumbares, cuadrado lumbar, psoas, pared abdominal anterolateral y recto abdominal, en 10 pacientes sanos sometidos a 8 semanas de reposo absoluto en cama, seguido de un periodo de 6 meses de seguimiento. A los 14 días de reposo en cama, el CSA de los multífidos se vio reducido, mientras que el CSA del psoas se vio aumentado, y ambos se mantuvieron hasta la semana 8. Los paravertebrales y el cuadrado lumbar no sufrieron ningún cambio en su CSA. La pared abdominal anterolateral y el recto abdominal alcanzaron un aumento de CSA estadísticamente significativo a las 8 semanas. Hasta aquí parecería que el sedentarismo si que contribuye al “acortamiento” del psoas ¿no? Pues resulta que durante el periodo de seguimiento (vuelta a su vida diaria normal), a los 4 días los multífidos y la musculatura abdominal recuperaron su CSA inicial, mientras que el psoas tardó 28 días (4). Es decir, el mero hecho de mantenerse activos redujo ese incremento de CSA provocado por 8 semanas de descanso en cama. Dickx y cols (5), fueron un poco más allá y mediante RMN funcional analizaron la activación muscular en tareas de extensión lumbar en 15 sujetos sanos, en los que posteriormente se indujo dolor lumbar mediante la infiltración de suero salino, para volver a analizar esa actividad. Durante la condición sin dolor los multífidos y paravertebrales lumbares se encontraban significativamente activos, mientras que el psoas no mostraba actividad. En cambio, durante la condición de dolor, todos los músculos mostraron una reducción de su actividad. Psoas débil y patología Sahrmann y cols (6, 7) crearon un modelo 3D musculoesquelético para estimar las fuerzas soportadas por la articulación de la cadera en ejercicios de flexión y extensión de cadera. Generaron una condición control y dos condiciones en las que se disminuía la activación de ciertos músculos (glúteos y psoas), para analizar los cambios en las fuerzas que se ejercían a nivel articular. Se hallaron los siguientes resultados:
Conclusiones
Referencias:
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AutorGurdiel F. Archivos
Diciembre 2017
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